La ley dice que es una sustancia ilegal, pena su comercialización, su tenencia y su cultivo. Pero sus consumidores piensan que es ridícula su criminalización porque nadie puede prohibir lo que la naturaleza ofrece. Sería como prohibir la albahaca o la lechuga, dicen. La llaman hierba sagrada, de la paz, de la sabiduría. No entienden por qué deben pagarla tan cara ni arriesgar su libertad para conseguirla. Por eso, desde 1999 todos los primeros fines de semana de mayo celebran, en 40 países, el Día Internacional de la Legalización del Cannabis. Así fue la protesta en Buenos Aires...Reunirse el sábado a las 14 en el Planetario y fumarse un porro. Ese era el plan de los "fumones" porteños. Pero, por la poca difusión que tuvo la manifestación, por la lluvia que amenazaba con caer, por el miedo a atravesar un imponente e inhibidor cordón policial para llegar al punto de encuentro o porque, tal vez, no sean tantos los que la defienden, fueron pocos los que cumplieron la consigna. A diferencia de otros años, y aunque contó con algunos auspiciantes como las revistas THC, La Mano, Mundo Rasta, la marcha no fue organizada por ninguna asociación. Los manifestantes se enteraron con poca anticipación en foros, en websites o por el boca a boca.
Caían tímidamente, solitos, desamparados. Primero fueron tres, después treinta, después ochenta. Cruzaban miradas, esperaban algo, ¡una señal de humo!. Justo cuando la desorientación colectiva estaba llegando a su clímax, alguien alivió los ánimos y avisó que la revista THC ya había instalado una carpa de contienda con una bandera que decía: "Ante la prohibición, me planto". Las cintitas verdes, las revistas cannabicas y la marihuana empezaron a circular. Y a medida que pasaba el tiempo se fue sumando más y más gente a la gran fumata. Muchos le escapaban a las cámaras, se ocultaban con pañuelos. Otros tomaban una firme actitud de "yo fumo, ¿y qué?". "Vine a apoyar a los chicos porque me parece que es algo bueno que la legalicen, quiero que nos dejen fumar tranquilos de una vez por todas. Yo fumo para relajarme. No para hacerme el loco, salir y romper todo. Es como fumarse un cigarro. Creo que el tema de la despenalización viene para rato pero en algún momento se van a cansar y nos van a dejar", dijo uno manifestante, que dio la cara pero no el nombre, vestido de overol blanco para disfrazarse de porro humano.
Entre la gente se pudo ver al candidato a Jefe de Gobierno por Consenso Popular, Guillermo Cherasny, que a pedido del periodista Martín Ciccioli, se fumó uno. "Es un tema nacional. La Cámara Federal liberó a una mujer que tenía 80 gramos para consumir con fines terapéuticos. Nosotros creemos que es una realidad para los que fuman que se despenalice. Creo que dentro de poco habrá otro fallo", comentó el candidato, a quien muchos acusaron de estar buscando el voto-porro. También estaba Orge, cantante y miembro de Asociación de Reducción de Daños de la Argentina , conocido por ser un ferviente luchador de la despenalización. "La uso con fines terapéuticos porque tengo unos cálculos bastante grandes en la vesícula y no quiero que me hagan cirugía. Creo que tiene que haber compasión en la ley. Yo no entiendo por qué si en Ámsterdam me la recetaron, acá soy un delincuente por usarla. Me persiguen, me ponen autos sin patente en la puerta de mi casa porque hago estas declaraciones. Me joden gratuitamente porque yo soy un trabajador, un padre de familia y no jodo a nadie. Simplemente la uso para sentirme mejor", dijo y s
e lamentó porque un amigo suyo acababa de ser detenido por tenencia de marihuana cuando se dirigía a la protesta: "Él es otro usuario terapéutico y ni siquiera estaba fumando. Lo requisaron, le encontraron un porro que traía para fumar y se lo llevaron". Pese a que la marcha no fue tan multitudinaria como esperaban algunos ni tocaron grupos famosos con el fin de apoyar la causa, como sucedió en otras ediciones, todos se fueron tranquilos, sabiendo que, al menos, una vez más regaron el debate: ¿La marihuana i/legal?.
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